The End



Los adolescentes somos un montoncito de hormonas a punto de explotar y chocar unas contra otras.
Creemos ser conscientes de todo, pero me da que la realidad no tiene nada que ver con lo que nuestros ojos ven ahora.
Nos gustan las sagas de libros largas, las series de televisión, un grupo en concreto de música.
Queremos algo en nuestra vida que sea constante, indefinido. Porque nos dan miedo los cambios. Nos asustan los finales.
Queremos algo pero sin saber a ciencia cierta lo que queremos, pero queremos que eso que nos hace felices dure, aunque no podemos vivir sin problemas, y lo digo sinceramente, cuando nuestra vida transcurre sin problemas nosotros mismos los buscamos... abusamos del alcohol, nos metemos en el mundo de las drogas, nos enamoramos.
La vida se nos hace corta en momentos de felicidad y larga en los momentos en que nos sentimos un obstáculo en el mundo.
Queremos sentirnos originales, diferentes y especiales, pero caemos en la misma linea que se ha trazado para nuestra generación para sentirnos aceptados, a veces sin darnos cuenta. Hacemos lo que se espera que hagamos. Y lo que se espera de nosotros es que hagamos lo contrario a lo que nos ordenan, y si lo cumples, te hacen sentir extraña, y no nos gusta esa sensación.
Es una etapa de la vida bonita y algo traumática.
Pero como todo, este escalón también termina. Y termina cuando dejamos de temer a los finales, cuando empezamos a comprender que las cosas empiezan y terminan, que el mundo no se acaba por un cambio, que todo no puede seguir siempre igual.
La adolescencia acaba cuando empezamos a aceptar los puntos y final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario