A través del tiempo en París
Doy vueltas al anillo mientras te miro disimuladamente.
El nerviosismo corre por mi sangre, tú pareces tranquilo, como siempre. Pero
tal vez tu corazón también late un poco más acelerado de lo normal.
Las luces comienzan a difuminarse y se mezclan los
colores, creando matices que no sabría nombrar.
Agarras mi mano y yo me aferro a la tuya como única tabla
de salvación. Cierro los párpados y siento las ráfagas de aire acariciándonos,
como dos siluetas inmovibles, fuertes hasta la saciedad.
Luego el amarillo de los rayos de sol lo ilumina todo y
puedo volver a abrir los ojos y encontrarme bajo una Torre Eiffel reluciente,
frente a ella una cafetería, algunos bancos, un jardín.
París tenía el mismo encanto hace 60 años.
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