Lo siento



Cierro los ojos todo lo fuerte que puedo y me dejo llevar en la nada hasta que las luces de sol que se filtran por mis párpados me juegan una mala pasada y comienzo a mezclar lunares de luz con la realidad.
Pasas la mano por mi mejilla y tras tu tacto se crea una senda sonrosada, como la marca de humo que deja un avión por donde ha pasado.
Elevo la mirada hasta tus ojos y me encuentro con tus párpados cerrados, tus bellos iris verdes escondidos tras una jaula de pestañas.

— Lo siento.

Las dos sencillas palabras son  una agradable brisa en una calurosa tarde de junio, y yo me pego más a ti hasta sentirme rodeada en tus brazos, protegida, como un pajarillo que acunas en tus manos ahuecadas admirando su belleza y esperando oír su cantar.

— Lo siento.

Repito yo tus palabras. Con tu dedo indice elevas mi mentón y ahora sí, nos hacemos frente a frente un duelo de miradas dulces y reconciliadoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario